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Todos lo habremos vivido, el compañero o la compañera de clase que destacaba en todos los deportes. Despuntaba por velocidad, resistencia, coordinación y otras tantas habilidades deportivas. Y todos nos habremos preguntado, ¿tiene que ver con la herencia? ¿Existen realmente los «genes deportivos»? En este artículo, abordaremos esta misma cuestión y descubrirás cómo nuestros genes influyen sobre nuestro rendimiento deportivo.

¿Cuánto influye la genética en el rendimiento deportivo?

No existe una respuesta definitiva, pues los expertos no no se ponen de acuerdo sobre la importancia de los genes en el rendimiento deportivo. No obstante, la mayoría de ellos sí que le atribuyen un peso importante que sitúan entre el 30% y 70%.

La influencia de los genes puede ser también variable en cada una de las habilidades deportivas. Así por ejemplo, algunos estudios apuntan que la genética es importante por lo que se refiere a la resistencia aeróbica, la velocidad, la agilidad y la capacidad de reacción

Variaciones en nuestro ADN determinan cómo nuestro cuerpo responde al entrenamiento

Los seres humanos nos diferenciamos en nuestro ADN. Estas diferencias, conocidas como polimorfismos genéticos, son la razón por la que reaccionamos de forma diferente a determinados estímulos, como el deporte. Actualmente se conocen más de 200 polimorfismos asociados al rendimiento físico y más de 20 de ellos están asociados al máximo rendimiento deportivo. Son dos los genes de los que se conoce especialmente su influencia sobre nuestra capacidad física: ACTN3 y ACE.

ACTN3: velocidad y potencia

El gen ACTN3 codifica la proteína sarcomérica α-actinina-3 en las fibras musculares esqueléticas. La expresión de la proteína α-actinina-3 está restringida casi exclusivamente a las fibras rápidas, glucolíticas, de tipo 2X, que son las responsables de producir una contracción «explosiva» y potente.

Existe un polimorfismo en este gen, R577X, que numerosos estudios han asociado el rendimiento deportivo, en concreto con la potencia y velocidad. Los seres humanos podemos ser:

● Homocigotos para la variante X (XX), es decir tanto nuestro padre como nuestra madre nos han pasado una copia que incluye este polimorfismo.

● Heterocigotos (XR), cuando hemos heredado una variante diferente de cada progenitor.

● Homocigotos para la variante R (RR), cuando nuestro padre y nuestra madre nos han pasado una copia que incluye este polimorfismo.

Las personas homocigotas XX (aprox. 18 % de los seres humanos de todo el mundo) en el gen ACTN3 tienen una deficiencia completa de la proteína α-actinina-3 y un menor rendimiento en pruebas relacionadas con potencia y velocidad. Por el contrario, el genotipo ACTN3 RR se ha asociado con un elevado rendimiento en velocidad y potencia en atletas de élite. En resumen, parece ser que la deficiencia de α-actinina-3 es perjudicial para el funcionamiento rápido del músculo en disciplinas de sprint y potencia.

Influencia de la genética en el rendimiento deportivo

ACE: fuerza o resistencia

Otro gen candidato asociado al rendimiento de élite es el gen ACE. La proteína que sintetiza, la enzima convertidora de angiotensina, además de regular la presión arterial, influye en la función del músculo esquelético. 

La enzima cataliza la conversión la angiotensina I en angiotensina II. Esta hormona no sólo es un vasoconstrictor más potente sino también un factor de crecimiento muscular que participa en la hipertrofia muscular inducida por sobrecarga.

El polimorfismo del gen ACE se define por la presencia (inserción, alelo I) o la ausencia (deleción, alelo D) de un fragmento de 287 pb. Por lo tanto, existen tres variantes: homocigoto II, heterocigoto ID y homocigoto DD, cuyas distribuciones dentro de una población caucásica son aproximadamente del 25%, 50% y 25% respectivamente.

Los estudios parecen indicar que el alelo D se asocia a un rendimiento atlético de élite orientado a la potencia, quizá a través de un aumento del crecimiento y la fuerza muscular mediado por la angiotensina II. Por el contrario, un aumento local de la eficiencia muscular, más que un efecto cardiorrespiratorio central, contribuye a la mayor resistencia asociada al alelo I.

La aptitud deportiva, ¿cuestión de voluntad o de predisposición?

Después de todo lo contado surge inevitablemente la pregunta: ¿Podemos concluir que nuestras habilidades, fortalezas y debilidades dependen en última instancia de los genes? La respuesta no es sencilla. El campo de la genética es extremadamente complejo y todavía queda mucho por recorrer. 

Test genético aptitudes deportivas en Mallorca, Baleares

El rendimiento deportivo depende de la suerte de haber heredado buenos genes y también de muchas horas de sacrificado entrenamiento.

En la mayoría de casos, la combinación de unas buenas condiciones genéticas con un adecuado plan de entrenamiento y dedicación suelen ser el secreto del éxito. Pero identificar las virtudes propias de cada individuo es el primer paso… ¡Aquí la genética juega un papel muy importante! El test genético deportivo GenoSport contribuye a que el deportista se conozca mejor, ayudándoles a identificar sus virtudes y sus puntos débiles a nivel genético, con la intención de personalizar dietas y entrenamientos, y evitar lesiones.

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Rendimiento deportivo: genética vs entrenamiento
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